Detrás de un cristal la urbe se tiñe de un rojo pálido, convirtiéndose en un violeta que oscurece, la música lenta pero tranquila suaviza aquellas imágenes, las plasma con gracia en un fragmento de memoria que pronto sera olvidado. Todo sigue su rumbo y poco a poco la pálida oscuridad tiñe amablemente lo que era trastocado por la basta luz, la urbe siempre en movimiento parece rejuvenecer con aquella oscuridad y mientras olvida rápidamente su antigua luz violeta que la mantenía en una tranquilidad inocua, los oscuros rayos de sombra hacen aparecer la luz artificial del neón, los colores de la ciudad que jamas duermen, todos ellos convergen mientras una melodía sucede a la otra como si no tuviera fin. Hace frio, ese frio que es disfrutable solo por la situación en la que se manifiesta, hiela tus mejillas y tu nariz, pero respirar aquel aire frio mientras el hermoso color violeta es sucedido por una oscuridad anaranjada nos da ha entender que todo esta en su justo lugar, nada sobra, nada falta. Me hace recordar el pasado, me hace imaginar el futuro, me hace apreciar el presente, todo converge mientras buscas dentro de tu corazón, buscas aquello oculto y secreto, la emoción brota de forma súbita y toma el control, todo parece estar en orden, todo este encuentro caótico parece ser tan familiar como ajeno.
La magia acabo, el momento ha pasado, no volverá. Un suspiro tibio hace una muestra de vapor ante el viento helado que sopla ya en la noche, el frio me recuerda que estoy vivo y me muestra por donde debo caminar, por ahora solo habrá tinieblas y luces artificiales, un cielo nublado parece mas naranja que oscuro en estos tiempos. La magia acabo y no volverá...no por hoy.
(creo que jamas dejare de pensar que los atardeceres son hermosos)