"Hoy me gusta la vida mucho menos, pero siempre me gusta vivir"
Esa afirmación desde que la leí en un paradero al lado del parque Balmaceda me produjo un leve resquemor en mi interior. Por una parte encontré hermoso lo que planteaba respecto a que aunque existan momentos donde la vida nos parece una mierda, no debemos olvidar las ganas de vivir, es algo que siempre debe estar presente en nuestra existencia. Por otro lado, me hace recordar que existen momentos donde nos sentiremos absolutamente cansados de como se da el mundo y sus cosas, la existencia y todo lo que tiene que ver con ella. Es paradójico que unos pocos días después, me encuentre en la situación que plantea la frase, hoy el mundo me gusta mucho... mucho menos, y en mi cabeza me falta el valor para intentar entender lo absurdo que pueden ser las situaciones y como algo que nos pareciera sin importancia si la tenia mas de lo que hubiéramos imaginado.
No me atrevería a decir que no quiero vivir, pero ciertamente hoy no tengo las ganas que se necesitan para vivir bien, solo siento que debo vivir lo suficiente hasta encontrar las ganas para tener ese deseo.
(Y espero que tu Natalia puedas llevar este proceso bien... no sabes cuanto me harás falta en esta estúpida y absurda existencia)