Las largas noches hacen que las brillantes luces de la ciudad se tornen caóticas, Lo que en un principio puede parecer atrayente en la rutina se puede volver decadente, y aunque las luces sigan brillando con el mismo fulgor que logra opacar la oscuridad, las horas pasaran y las penumbras lograran engullir la silenciosa ciudad. Mientras quede algo de luz las polillas se irán contra esta para acabar muertas en el asfalto frió y húmedo. Así lentamente la ciudad deja de brillar y el silencio y las sombras toman lo que les pertenece por derecho propio, el perro perdido ha tenido largos días, pero se siente insensible, las luces ya no iluminan su camino y se haya solo en el oscuridad. El frió logra calar fuerte en sus huesos y atraviesa su grueso pelaje. Pero el perro sabe que ha escogido la vida de perdido por intención propia, ha decidido el frió de la calle al calor de un hogar. Solo queda aparentar normalidad o ser un cínico.
(Y aunque me lleve el tiempo no tengo edaaaaaad(8))
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