miércoles, 3 de febrero de 2016

Vida salvaje -Otoño-(noche)



La joven Violeta se disponía a comenzar a preparar la cena, tal cual le había prometido al hombre bestia Pazu, pero al momento de comenzar noto que no sabia nada al respecto de donde se encontraba los utensilios para cocinar, solo veía una mesa, una pequeña chimenea y algunos trastos de madera que parecían tallados a mano, a su vez no sabia donde se guardaba el alimento o donde se encontraría, ni siquiera notaba si existía una olla donde poder cocinar algo por lo que sumida en la extrañeza dirigió una mirada interrogante a Pazu, este se encontraba sentado en la silla, solo que la había movido hacia la ventana y miraba pensativo hacia afuera de la cabaña, al notar que no le prestaba atención Violeta carraspeo un poco pero esto no logro atraer la mirada de Pazu, parecía como si estuviera perdido en sus pensamientos, Violeta se acerco a Pazu y así logro que este volteara donde se encontraba, la joven pensó que a pesar de los altos sentidos que tenia Pazu incluso el podía a veces encontrarse en situaciones sorpresa, Pazu le quedo mirando interrogante ladeando un poco su cabeza, entonces Violeta finalmente le consulto:

-Esto...se que te he dicho que yo cocinaría pero me podrías ayudar con los utensilios de cocina, tu cabaña es acogedora pero realmente no encuentro donde se podrían encontrar estos utensilios, a su vez me podrías indicar donde se encuentran los alimentos, no puedo resolver donde los guardas, si no te molesta...-
Pazu quedo mirándole extrañado unos segundos pero luego recapacito, ofreciendo disculpas le contesto:
-Lo siento señorita Violeta, desde hace mucho tiempo no convivo con nadie que sea humano y se me han olvidado las normas o los implementos con los que ustedes se desempeñan, si vez en ese saco que deje cerca de la puerta podrás encontrar algunas verduras y pescado fresco, mientras dormías fui a buscarle, en cuanto a los implementos de cocina deberé confeccionar algo, desde mi llegada aquí solo he vivido como una bestia, intentando olvidar que era también un humano, tantos años ya que solo tengo mi cabaña y unos pocos artículos, todo lo que necesitaba lo obtenía de mi...-titubeo por unos segundos, pero finalmente respondió- de mi otra forma, en ella todo es mas simple, comer, dormir, esperar olvidar, cuando se tienen largas garras y afilados colmillos los utensilios de cocina no son necesarios...-
Al terminar de decir esto Violeta le quedo mirando con compasión, cada vez que Pazu hablaba parecía estar perdido, como si escogiera cuidadosamente cada palabra pero aun así el sintiera que se equivocaba al hablar, Violeta le calmo diciendo que no se molestara en confeccionar nada, ella encontraría alguna forma de poder llevar adelante la comida, después de todo a pesar de ser la hija única y tener los tratos que se tenían con una alta doncella, ella jamas se sintió como si fuera una princesa o una hija de noble que debía ser atendida, gustaba de acompañar a sus criadas en los quehaceres del hogar, por lo que sabia como sobrevivir sin alguien que le atendiera, aquella señorita parecía poder valerse muy bien por si misma, Pazu escucho atentamente lo que ella le relataba sin interrumpir puesto que le interesaba saber como era la persona con la que se encontraba. Violeta encontró el saco un poco húmedo donde se encontraban los alimentos que había encontrado Pazu, dentro habían algunas zanahorias, papas y frutos secos, ademas de al menos cinco peces, estos no tenían ninguna herida, parecían capturados en el acto por un cazador nato, Violeta solo pudo imaginar que un hombre bestia era capaz de obtener peces sin anzuelo o lanza para cazarlos con tanta perfección, Pazu seguía silenciosamente con la vista cada paso de la joven, intentaba recordar desde hace cuanto tiempo el se encontraba solo, como todo esto había ocurrido, pero los recuerdos no volvían a el, luego intentaba imaginar que podría sentir aquella joven, aun estaría en estado de shock por lo ocurrido, tendría conciencia de donde se encontraba, de que había perdido a su familia, muchas incógnitas lo invadían pero era mejor callar, luego de la comida inventariar charlar con ella acerca de aquellos sucesos. La joven de largo pelo negro decidió finalmente cocinar algo rustico a la medida de los implemento que logro encontrar, pero aun así no era suficiente, entonces se le ocurrió una idea, no estaba del todo segura si funcionaria pero en ese momento su misión era cocinar, no debía dejar entrar otros pensamientos o podría venirse abajo, luego de alimentarse podría preocuparse de otras cosas, por ahora lo importante era mantener la mente ocupada, ella lo sabia bien. Luego de meditarlo un momento se le acerco a Pazu nuevamente y le pregunto si el podía manejar la transformación en bestia a su antojo, ante aquella pregunta Pazu quedo completamente estupefacto, no era para nada normal que alguien la única persona que conocía le preguntara algo de esa índole pero luego de titubear un momento termino por contestar:
-Si...es algo que puedo manejar a voluntad, es como si dejara libre algo que hay dentro de mi, luego ya no soy mas yo, puedo seguir pensado como hombre pero mi cuerpo ya no lo es mas...¿porque me preguntas algo así?-
-Espero no fuera una molestia eso, pero he notado que no tienes ninguna tipo de cuchillo en tu hogar, me imagine si es que con tus enormes garras podías cortar estas papas y faenar los peces que trajiste, eso me permitiría seguir con la cocina, se que es un poco extraño que te lo pida pero me has dicho que no me harías ningún daño y que puedes manejar tu transformación, ¿así que podrías?-
Pazu se mostró extrañado, esta joven no era alguien normal, si el hubiera visto alguien que se transformara en una bestia, imaginaria que se volvería loco o no podría creerlo, pero esta joven parece que se adapto rápidamente a la situación y en vez de angustiarse pensando como esto podría ser, le pedía sin la menor duda usarlo como ayudante de cocina, esta chica era interesante después de todo, Pazuo no pudo evitar sonreír y acepto con un corto y preciso "si". El hombre bestia tomo las cosas que le pidió cortar y salio de la cabaña, la joven Violeta decidió seguirlo y vio una vez mas como el cuerpo de este hombre se tornaba el de una bestia, con sumo cuidado saco sus garras y comenzó a cortar con habilidad los instrumentos como si tuviera por dedos cuchillos, era increíble lo fácil que lo hacia ver, ademas de esto era bastante limpio, procuraba que lo que cortaba cayera en una especie de cuenco y no tocara el suelo, Violeta estaba impresionada al ver aquel espectáculo abajo la luz de la luna, antes de que Pazu terminara de cortar lo que se le pidió, ella se acerco, la bestia lo noto y se detuvo un segundo, ella parecía un poco atemorizada pero avanzaba sin vacilación, en el siguiente momento quedaron frente a frente, ella lo miro incrédula, un verdadero "hombre bestia", aquello que solo existía en el folklore o en los cuentos, pero ni aun así ella llegaba a imaginar que estaría frente a uno de verdad, ella extendió su mano como queriendo tocarle, la bestia osuna le miro hacia abajo, la diferencia de estatura era gigantesca, pero aun así ese pequeño ser se le acercaba sin miedo, ni en sus sueños mas placidos había imaginado que otra alma seria capaz de acercarse en ese estado sin la intención de querer asesinarle o huir despavorido, el acerco lentamente una de sus enormes patas hacia ella, ella pareció retroceder un segundo pero luego de aquella pequeña vacilación se incorporo nuevamente  y tomo la enorme para del oso, a diferencia de lo que vio contra los bandidos que le atacaron, esa pata con enormes garras podía ser muy suave, podía acercarse a alguien sin descuartizarlo o destrozarle, podía ser cálida, podía proteger y no solo asesinar, ella le miro a los ojos y noto que su mirada no era la de una bestia, podía ver los mismos ojos de Pazu, aquellos ojos melancólicos y desafiantes, Pazu a su vez al ver la mirada de Violeta, que parecía ser segura pero en ella podía ver un ápice de melancolía, el no podía llegar a entender que sentía aquella joven pero su valor era digno de reconocimiento, el comenzaba a estimarla, podía ser debido a su soledad o a el valor demostrado, pero poco a poco esta joven a la cual conocía desde hace tan corto tiempo le comenzaba a agradar, luego de aquello el comenzó a destransformarce, su estatura volvía a la normal, el pelaje comenzaba a desaparecer, las garras volvían a su estado de uñas y los afilados colmillos nuevamente eran dientes, al terminar aquel acto imposible, solo quedaba la joven sujetando la mano de el hombre bestia, este no sabia bien que decir y la joven Violeta seguía sorprendida por todo aquello que había visto, las palabras para describir lo que había presenciado siempre quedarían cortas, luego de un momento el con amabilidad soltó la mano de la joven y recogió el cuenco donde echaba las verduras y el pescado, todo estaba cortado según las indicaciones que había recibido. La joven volviendo en si, miro una vez mas el oscuro bosque y como la luz plateada ofrecía una esperanza en la oscuridad y entro a la cabaña. Pazu dejo todo sobre la mesa y volvió a su asiento sin mediar palabra, la joven Violeta tomo las verduras y el pescado y envolviéndolos en hojas coloco los alimentos cerca del fuego. Los alimentos se cocieron dentro de sus envoltorios y eran comestibles, la joven dividió el alimento y le entrego una parte a Pazu, este miro asombrado que se podía cocinar aun con tan pocos implementos y acepto de buena gana.
Mientras comían nadie hablo, la joven violeta solo se preocupo de recuperar fuerzas y llenar su estomago, aquel día había sido una completa locura de principio a fin, había sorteado la muerte y aun quedaban interrogantes que responder, aquello que había aplazado poco a poco comenzó a invadirle, sintió un gran miedo nuevamente, Pazu pudo notar el gran cambio de animo que afectaba a la joven Violeta pero no sabia como comenzar un dialogo, por lo que en un intento por charlar le pregunto a la joven Violeta:
-...Disculpa mi pregunta, pero como siguen tus heridas, recuerdo que cuando cambie tu ropa mojada y manchada con sangre no eran graves, pero aun así una herida duele, mas aun si no estas acostumbrado a tenerlas...-
Al decir esto Violeta pareció cambiar de estado y comenzó a ver sus vendas, entonces recordó que aquella ropa no era la suya, entonces callo en la cuenta que su ropa había sido remplazada mientras ella se encontraba inconsciente, eso quería decir que el la había cambiado y que por lo tanto podría haberle visto desnuda, aquello hizo ruborizar a la joven Violeta que por un momento no dijo nada pero luego contesto un poco nerviosa:
-Mis heridas se encuentran bien...duelen lo que deberían dolor, no mas ni menos, pero me acabo de percatar de algo, ¿tu cambiaste mis ropas, el vestido que llevaba?- al decir esto se volvió a ruborizar pero intento mantener la compostura, Pazu respondió tranquilo sin entender porque ella se ruborizaba:
-Así es, tuve que sacar toda tu ropa, estaba mojada y con sangre, ello podría haber afectado tu recuperación, busque entre algunas prendas que había encontrado en este lugar y te las acomode, no sin antes vendar tus heridas y aplicar un poco de mi saliva, desde que soy un animal se me han revelado muchos secretos acerca de la naturaleza, las bestias relamen sus heridas para no permitir infecciones en ellas, a su vez ayudan a cicatrizar- Al escuchar esto la joven Violeta soltó una carcajada nerviosa, ¿de verdad aquel hombre bestia le había lamido y visto desnuda?, ella era una señorita muy correcta y a pesar de estar en edad de contraer matrimonio nunca había permitido a un hombre cortejarla, no es que eso no le agradara pero simplemente no se había encontrado al indicado, sin saber bien que contestarle a Pazu ella le miro con rubor, este no entendía que sucedía pero como era natural en el, permanecía en silencio frente a aquello que no lograba comprender. Luego de un momento Violeta pregunto tímidamente pero decidida si el la había visto desnuda, Pazu no llego a comprender aquella pregunta pero respondió que si, Violeta nuevamente se ruborizo y le quedo mirando, el solo la miraba con curiosidad puesto que podía sentir como se ponía nerviosa la joven señorita pero no comprendía el porque, entonces Violeta le pregunto:
-Esto...y tu cuantos años tienes, no pareces superar los treinta años la verdad, pero pareciera como si fueras mucho mayor que eso...
-Mi edad es algo que he olvidado, desde que fui condenado las cosas como el tiempo no importaron mas, una vez que estas condenado lo único que importa es tu condena, yo deseaba olvidar y esperaba que el tiempo me ayudara con ello, pero no lo he logrado del todo, aun queda mucho dolor...lo recuerdo y no lo recuerdo, si sirve de algo, la edad a la que fui condenado fue durante mi madurez de edad, es lo único que puedo recordar al respecto...- y volvió al silencio que le acostumbraba.
Ambos terminaron de comer en silencio, Pazu agradeció la comida y se quedo mirando el fuego de la chimenea arder, parecía nuevamente cerrado en sus pensamientos, al parecer el recordar quien era y que había sido solo le provocaba un gran malestar, Violeta pensaba que seria de su destino de ahora en adelante, al pensar en ello recordó la imagen de su padre gritándole que escapara, ella obedeció sin miramientos pero jamas supo de su suerte, sus pensamientos se tornaron grises y comenzó a llorar en silencio, Pazu al ver esto se le acerco y suavemente le pregunto si podía ayudarle en algo, ella lo miro aun llorando y pregunto con un tono muy bajo:
-Por casualidad viste a un hombre que no fueran los bandidos, antes de escapar yo me encontraba con mi padre...el me dio la oportunidad de escapar pero no se que habrá sido de su suerte...y estoy temiendo lo peor-, al terminar de escuchar Pazu solo pudo hacer una mueca y bajo su vista al suelo, entonces le contó lo que había sentido antes de encontrarle:
-Antes de poder darme cuenta de que te perseguian mis sentidos me alertaron de que habían dos personas mas- Al escuchar esto los ojos de Violeta parecieron cobrar brillo, Pazu continuo:
-Pero...lamento decirte que es muy probable que ellos estén muertos, el hedor de la sangre y la carne se encontraba en ese lugar, las personas ya no emitían otro olor mas que el de la muerte...lamento tu perdida...lo siento- Al terminar de escuchar aquello, los ojos de Violeta se comenzaron a tornar rojos y poco a poco unas amargas lagrimas comenzaron a brotar de ellos, solo podía llorar, su amado padre ya no existía mas, una gran pena le invadía, su madre había muerto cuando ella aun era pequeña por lo que no le recordaba mas que por antiguas fotos que estaban repartidas por su hogar, su padre era su única familia, sus hermanos ya eran mayores y no se encontraban en el hogar. Pazu contemplaba la triste escena en silencio, no podía hacer mas, después de todo el solo era un extraño, incluso para si mismo, la joven Violeta seguía llorando, en un momento se paro de donde se encontraba y abrazo a nuestro hombre bestia, el no sabia bien que hacer pero no era tan tonto como para rechazar a alguien que se encontraba en aquella situación, dio un cálido abrazo a la señorita Violeta hasta que esta se calmara, estuvieron así un largo rato hasta que ya parecía cansada la joven señorita y el la deposito en la cama, fue por cueros de animales que tenia guardados y le arropo, la joven Violeta aun en sus sueños parecía que seguiría cargando la su amarga perdida, Pazu limpio sus lagrimas y salio de la cabaña, miro la enorme luna plateada, brillante como una fantasmagoría y suspiro, aquel día había cambiado su rutina, su castigo, el también tenia mucho en que pensar, se sentó contra la puerta y intento conciliar el sueño al menos durante algunas horas.


Antes de que ameciera Pazu ya se encontraba despierto, en unos momentos saldría el sol por las montañas y comenzaría a traer con sus cálidos haces de luz el desafió para un nuevo día, volviendo una vez mas dorado aquel páramo olvidado, como hace mucho tiempo Pazu no se sintió abandonado ni perdido, al menos tenia una idea clara de lo que debía hacer, sorprendentemente pensó que tener la cabeza ocupada ayudaba a olvidar, sin mayor mediación puso sus manos a la obra. Cuando Violeta despertó ya era de día, estaba tapada con piles de ciervos y se encontraba sola en la cabaña, afuera sentía que alguien hacia ruido, como sacando tierra o algo por el estilo, al ponerse de pie las heridas volvieron a hacer su efecto, camino lentamente a la puerta de la cabaña y al abrirla vio a un gran oso poner tierra sobre una especie de tumba, tenia un pequeño crucifijo en madera, habían dos montones de tierra, cada uno con su respectivo crucifijo,sobre cada montón de tierra habían algunos objetos dispersos, Violeta pudo entender rápidamente de que se trataba aquello, sin decir nada se acerco por detrás de Pazu y le volvió a abrazar, el en su forma de oso solo pudo sentir como algo muy pequeño intentaba rodearlo, luego con una garra indico el montón que parecía pertenecer a la tumba de su padre, ella se arrodillo sobre la tumba y examino los objetos que habían sobre esta, solo le interesaba encontrar un pequeño pendiente, su padre portaba un relicario con el, donde se encontraba una foto de el con ella, sonriendo felices, como en los  mejores tiempos. Pazu volvió a su forma humana y le comento a la joven Violeta:

-Disculpa si no te deje ver a tu padre una vez mas, pero no hubiera sido bueno volver a ver a alguien querido una vez la vida se va y solo queda un cascaron vació, ademas también enterré al otro individuo que iba con ustedes, parecía un cochero, ahora ambos han vuelto a la naturaleza, si buscas lo que tu padre llevaba consigo al cuello, aquí esta- Pazu estiro su mano y dejo caer en las pequeñas manos de Violeta el relicario que tanto buscaba, ella lo examino con cuidado y guardo en sus ropas, luego agradeció los esfuerzos de Pazu por darle una sepultura digna a su padre, aun no superaba la idea de su muerte pero al menos sabia que se encontraba en algún lugar mejor. Luego de que Violeta realizara una especie de oración en ambas tumbas se volteo a Pazu y le quedo mirando sin decir nada, este hizo lo mismo durante un tiempo, de pronto un viento helado recorrió el inmenso bosque, todas las hojas doradas hablaron al mismo tiempo y muchas se desprendieron de los arboles inmortales a los que estaban ligadas para comenzar un suave viaje que acabaría en la tierra, poco a poco el otoño iba dando paso al frió invierno. Pazu le pregunto a la joven Violeta:
-¿Y que es lo que harás ahora señorita Violeta?, tu padre se encuentra enterrado y tu sigues viva, así están las cosas, puedo ayudarte a llegar al camino por el que pasan personas, allí podrías regresar a tu pueblo...- Pero Violeta le interrumpió amablemente:
-Luego de lo ocurrido puede que ya me den por muerta, mi padre era mi única familia y se encuentra aquí, enterrado en este bosque, si no es mucha la molestia me gustaría quedarme un poco mas de tiempo, el suficiente como para sanar bien, tanto mis heridas como mi mente...
-Pero el invierno vendrá y este páramo se volverá congelado, ¿estas dispuesta a soportar el frió invierno aquí?-
-Si tengo una enorme piel de oso con la cual abrigarme no hay problema creo- y soltó una amable sonrisa.
-Al parecer, no hay mas remedio, te cuidare el tiempo que decidas estar aquí, mientras pueda mantener mi cabeza ocupada pareciera que es mas fácil olvidar mi condena eterna, te acepto de buen agrado el tiempo que estimes conveniente señorita Violeta, palabra de oso-.
-Lo agradezco, mientras te tenga a mi lado y el recuerdo de mi padre, este invierno no tendrá que ser tan frió...-
Lo que no sabían la señorita Violeta y el hombre bestia Pazu es que aquel invierno blanco no seria tan tranquilo como ambos pensaba que ocurriría.
(Continuara)
(aun quedan muchas cosas por resolver, y Pazu y Violeta mucho por conocer)

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