Cada azul mañana, una niña de no mas de 7 años daba rienda suelta a su imaginación y escribía pequeñas historias de hadas y princesas, tan pequeñas como su tamaño, pero no por eso su imaginación lo seria, lo extraordinario de esta niña era que al terminar cada una de sus historias, iba a el balcón de su casa,tomaba la hoja en la cual había escrito su historia, la convertía en un avioncito y lo lanzaba por la ventana, ella no temía que su historia se perdiera, sabia que alguien en algún lugar la leería, y pondría mas atencion que cualquiera de sus padres, que no por falta de cariño, sino que de tiempo, no le podían dar la atencion que ella necesitaba.Ella era un niña muy madura para su edad, ya que entendía a sus padres y no se quejaba con ellos ademas de que no se dejaba llevar viendo la tele todo el día, sino mas bien prefería seguir escribiendo y leyendo mas historias sobre nobles caballeros, fieros dragones y grandes brujas...así la niña paso sus días de infancia, dejando fluir su imaginación y lanzando avioncitos de papel...
Mientras los tiernos días de infancia de esta niña pasaban en una tranquilidad inundada por sus fantasías, un hombre solo miraba el mar desde su casa, no muy grande, no muy pequeña, acogedora había escogido con su esposa, también ella había querido que tuviera vista al mar, pero ella no estaba mas. Dicen que las historias felices tiene un final feliz, pero a este hombre el destino le había arrebatado todo, desde aquel accidente de transito en el cual había perdido a su mujer, y al hijo que ella esperaba, este hombre ya no tenia nada que ganar ni nada que perder, después de todo ya no tenia nada por lo que vivir, pero tampoco deseaba quitarse la vida, no sabia si por cobardía o algo mas, solo vivía sus días en soledad, mirando siempre por la ventana al mar, como a su esposa le gustaba, y lamentándose el haber perdido todo lo que amaba en esta vida.
Y así por esas casualidades del destino, esas inexplicables casualidades del destino, los avioncitos de papel que la niña tiraba por su balcón daban a parar a el patio de la casa de este hombre, quedando cerca de un pequeño rosal que se encontraba allí. Cuando por primera vez el hombre vio aquel avioncito de papel garabateado por quien sabe quien, simplemente lo tomo, formo una bola de papel con el y lo tiro al basurero, después de todo, el se preguntaba quien diablos tiraría basura en su hogar, y menos aun el tendría ánimos para estarlo soportando, así que cada vez que volvía de su trabajo y se encontraba con estos avioncitos repetía el acto y los botaba sin mas, mas un día, uno fue a parar ya no al rosal en el patio, sino que llego a una de las habitaciones. El hombre al llegar de su trabajo y al inspeccionar el patio y notar que no había ya mas basura, se sintió un tanto satisfecho, pero luego al ir recorriendo su hogar para dejar su maletín vio que en una habitación, la que suponía iba ser para su hijo, el hombre entre indignado y triste tomo el avión de papel, pero en vez de arrugar con furia como el mismo suponía que iba a hacer, lo abrió y termino viendo que tenia garabateado aquel papel y gran fue su sorpresa al ver que era una historia sobre una bruja buena y una bruja mala, que peleaban por el bien de un pueblo. El muy extrañado no supo bien que hacer, así que termino leyendo toda la historia, al final firmaba un una niña llamada "Sofi", y al lado de aquel nombre habían dos fechas, una del día actual, y otra de hace unos 7 años atrás, por lo que el hombre supuso, ademas de la letra que claramente no era de un adulto, que esta niña que se llamaba así misma "Sofi" era quien tiraba los avioncitos de papel, ya mucho mas calmo, el hombre tomo la historia...y la tiro al basurero, después de todo, nada de eso tenia que ver con el.
Nuevamente al llegar de su trabajo, encontró en el patio un avioncito lleno de garabatos de una niña que escribía sus fantasías, pero al igual que la vez anterior, en vez de solo tirarlo a la basura, lo abrió para ver con que se topaba hoy, y pues era la historia de como un caballero se enfrentaba a un dragón, el hombre al leer esta esta historia tan simple, pero que demostraba la imaginación de un niño no puedo evitar sonreír y reír un poco, cosa que no pasaba con el en mucho tiempo, quizás desde que había perdido todo, así que por cortesía decidió que cada historia que llegara a su hogar el la leería y guardaría, después de todo, se dijo:"los niños se aburren en algún momento y simplemente dejara de hacerlo, y por mi parte, mientras dure, podre leer algo mas interesante que estos periódicos con noticias basura".
Así pasaron los meses y cada cierto numero de días llegaban los avioncitos de papel con sus historias fantásticas dentro, pero asi mismo fueron pasando los años y los avioncitos no dejaron de llegar, y así como quien empeña su vida en algo sin sentido, el hombre vio pasar lentamente los años. Nunca intento averiguar quien era la niña que enviaba las historias, que con los años iban mejorando, e incluso las historias luego iban por partes ya que una sola hoja no era suficiente para contar todo lo que ella imaginaba...
Así lentamente pasaron 12 años...
Una joven que se interesa por la mitología y todo lo que tenga que ver con fantasía épica no es algo común de ver, pero a esta joven le encantaba todo eso, así que por una vieja costumbre que había tenido escribía historias y las lanzaba al viento, para que así algún día alguien las leyera. Por otra parte un hombre ya adulto que vivía solo unas casas cerca de la de esta niña, cada día luego de el trabajo esperaba ansioso encontrar un aviocito de papel en su patio para continuar aquella historia tan interesante sobre un caballero desterrado de su reino, que debía pasar por mil problemas para volver a encontrarse con su familia, el hombre que vivía solo sin darse cuenta había aprendido a vivir en su soledad, las historias sin ser un motivo para seguir adelante si habían sido una pequeña ayuda, para poder perdonase a si mismo, y tener fe en que algún día volvería a ver a su esposa, y quizás ver a su hijo que nunca pudo conocer...
Un día el destino nuevamente puso sus manos para mover los hilos de las personas y por una casualidad el hombre y la joven se encontraron, en una micro y por una pequeña charla el hombre pudo notar que ella era "Sofi" ya que no paraba de hablar sobre historia y mitología, al presentarse dijo llamarse "Sofia", el hombre un poco feliz por haber conocido a aquella niña que desde tan corta edad ya escribía,simplemente la escucho muy atento y luego al llegar a su destino se marcho sin decir nada, la joven Sofia sabia cuidarse de si misma y no le temía a nada, el hombre feliz por conocer a la niña que escribía un día logro ver donde vivía y le fue a dejar un regalo.
La niña al volver de la universidad vio que en su habitación había un paquete y al preguntar por quien se lo había dejado, solo respondieron que un señor de unos 45 años había ido a dejarlo, que era un vecino que vivía solo y que un día se habían topado con ella y como le pareció interesante lo que estudiaba, por tu elección de carrera universitaria y buena escritura quería felicitarte, la joven Sofia le llamo la atencion lo ultimo, porque recordaba el encuentro con un señor que parecía amable y que por confundirlo con un amigo en la micro a la universidad lo había saludado, y al notar que no era su amigo, solo pudo comenzar a hablar mucho por los nervios, mas recordaba no haber mencionado que escribía, mas acepto el regalo y se dispuso a abrirlo, dentro de el había una pluma muy fina, una hoja amarilla y sucia por el tiempo y una nota, al ver la niña pudo notar que era una de sus historias de pequeña, de la emoción no pudo contener las lagrimas, y luego en la nota el hombre explicaba como había comenzado a ver sus historias y como por la disposición de sus casas posiblemente siempre caían en su patio sus aviones de papel, la nota no decía mucho mas,solo firmaba con su nombre que era "Fernando" y que solo que siguiera escribiendo, porque esperaba ansioso como seguiría la historia que tenia entre manos. La joven mas decidida que nunca con su nueva pluma comenzó a escribir el siguiente capitulo de la historia y el hombre desde su balcón viendo el cielo rojo del atardecer suspiro...
(no toda historia debe ser fantástica...a veces la cotidianidad es la mayor aventura)
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