Ya era de noche y el cielo tenia todo el derecho de expresar su ira sobre la tierra, seria una de esas noches en la que la lluvia no cesa y el viento hace chocar las ramas de los arboles contra las ventas, esas en la que los truenos asustan a los hombres, seria una noche atareada , pero nada de eso podría detener al detective privado Howard, el no podía asustarse por un poco de lluvia, unos truenos, eso es para la gente débil pensaba el, después de todo, tenia amplias razones para no dejar que nada le intimidara, en toda su trayectoria como detective, había visto de todo, desde hombre y mujeres que engañaban a sus maridos y esposas, casos de asesinatos, mutilaciones, violaciones y todo tipo de cosas desagradables que un buen detective debe haber visto al menos una vez en su vida, después de todo, mientras le pagaran, no importaba lo que hubiera tenido que ver o hacer, pero este caso, era completamente diferente a todo lo que alguna vez había visto, y el, que jamas se dejo intimidar ni por la escena mas dantesca, ni por la peor de las tormentas, sentía un poco de miedo y ansiedad, después de todo, este caso seria el mas raro de todos...
Todo había comenzado ese mismo día en la mañana, cuando una hermosa señorita de cabello castaño largo, ojos verdes como esmeraldas y unos labios rojos y carnosos entro a su viejo despacho ubicado en un edificio antiguo de la zona centro de la ciudad, el detective Howard invito a tomar asiento a la hermosa señorita que tenia delante suyo y pensó para mi mismo:
-Seguramente otro caso de una mujer que quiere acusar a su marido de infidelidad para sacarle todo el dinero, aunque si yo fuera su marido, no creo tuviera necesidad de ser infiel-
Mientras pensaba esto, prendía un cigarrillo y se disponía a escuchar la historia que tenían que relatarle. La señorita tomo asiento y luego de unos momentos se decidió a hablar con un poco de timidez:
-Jamas pensé que tendría que recurrir a algo como esto, pero usted es mi ultima esperanza señor...-.
El detective Howard quedo sin palabras, el pensó que una mujer de sus características seria un poco mas fuerte de carácter, pero su tono de voz, su mirada de perro sin hogar, algo no calzaba en todo esto, asi que se decidió a decir:
-Primero que todo me presento, soy el detective privado Howard, si esta aquí es porque obviamente necesitaba algo de mi, así que lo mejor seria que se presentara y me dijera que es lo que necesita-
La muchacha que no tenia mas de 30 años se decidió a hablar luego de unos momentos en silencio:
-Lo que ocurre señor Howard es que...como comenzar...¿usted confiaría en mi aunque le dijera la historia mas disparatada que podría escuchar?-
El Detective Howard un poco fastidiado respondió secamente:
-Usted señorita cuénteme su historia, yo decido si creerle o no, pero créame cuando le digo que e visto de todo en este mundo, dudo que su historia pueda impresionarme-
Entonces la señorita con mas resolución se atrevió a hablar:
-Primero que todo señor Howard, mi nombre es Eufemia, lo que me trae a usted es que mi trabajo es ser bibliotecaria en una universidad, mi profesión es ser arqueóloga, pero me desempeño como bibliotecaria para así poder tener todo mi material de reserva a la mano...pero bueno ese no es el punto, lo que me ocurre, es que dentro de mis investigaciones en la universidad, encontré un libro que no estaba en los datos de la biblioteca, era un libro sin registrar, mi felicidad fue increíble al notar que no estaba hecho en imprenta, sino que fue hecho por algún escriba, no tenia titulo y por dentro solo era una serie de rituales y hechizos que parecían venir de la edad media, todo en latín, obviamente no creía en nada de lo que podría tratar dicho libro, pero al llevarlo a mi hogar para un estudio mas detallado obviamente por un interés histórico en el texto, comenzaron a suceder acontecimiento que escaparon a cualquier lógica posible...-
luego de esas palabras guardo un silencio profundo como meditativa la señorita Eufemia, a lo que volvió a interrogar ya un poco mas interesado el detective Howard:
-De que clase de sucesos estaríamos hablando, señorita Eufemia, no entiendo cual es su punto, ningún libro puede hacer nada mas que ser leído, no me diga que cree en historias de fantasmas o cosas por el estilo-
Entonces la señorita Eufemia lo miro con un deje de locura y comenzó a decir:
-Usted no a visto las cosas que yo e tenido que soportar desde hace ya unas semanas, primero pensaba igual que usted, después de todo, mi trabajo era trabajar con todo vestigio de la humanidad, y bajo cualquier rigor científico, todo aquello que no pueda ser probado, simplemente carece de importancia para nuestra atencion, pero...pero, los primeros días fueron solo extrañas pesadillas, un mundo lleno de seres abominables, demonios me atrevería a decir, no le preste atencion, después de todo, le atribuí la culpa a mi exhaustiva investigación de este texto que parecía un tratado de demonología, pero eso fueron solo los primeros días, luego todo comenzó a agravarse, empezaron a aparecer sombras, sombras densas como la niebla, aparecían fuera de la casa...pero eso no es todo!...-
Al no entender ni una pizca de lo que la joven Eufemia decía, tuvo que detenerle y pedirle que se tranquilizara un poco, mientras le ofrecía un cigarrillo para tranquilizarla le pregunto:
-Pero usted no a ido a ver un psicólogo o algo así, quizás esta estresada por su trabajo o algo así, no veo en que cosa podría ser yo de ayuda en todo esto-
La señorita Eufemia pareció verlo un poco decepcionada y comento un poco mas calma:
-Acaso usted piensa que alguien me creería, acaso usted piensa que si llamara a la policía ellos me ayudarían, harían lo mismo que un psicólogo, me encerrarían en un psiquiátrico, no estoy loca, lo se, estoy lo bastante cuerda como para notar lo poco probable de mi historia, por eso vine a alguien que no le importara si es cierto o no, solo haría su trabajo y cobraría, por eso recurrí a usted, si quiere le pagare con anticipación, pero solo deseo que retire ese libro de mi hogar y lo queme en algún lugar donde yo no tenga ningún conocimiento de el, al llegar notara porque estoy tan asustada...-
El detective Howard no entendía para nada la situación, mas al saber que se le pagaría una buena suma de dinero, por solo sacar un libro, de la casa de una "loca" y luego quemarlo, acepto, mas por curiosidad pregunto:
-¿Que fue lo que vio, ademas de lo que me cuenta que le tiene tan asustada? y ademas ¿usted desde cuando no visita su hogar?-.
A lo que la señorita Eufemia con una mueca por sonrisa contesto:
-Lo que vi fue un "demonio" si se le puede llamar así, o mas bien vi "demonios" dentro de mi hogar, las sombras poco a poco se fueron volviendo mas fuertes, entonces dado el momento salieron las horribles figuras, no podría describirlos, tanto fue mi espanto que corrí de mi hogar, y no e vuelto desde hace al menos 1 semana, con mis ahorros me e estado hospedando en un hotel barato, buscando por alguien que aceptara el trabajo...¿como usted supo que no venia de mi hogar?-.
A lo que el detective Howard con una gran sonrisa respondió:
-Un detective tiene sus medios, aun así, se ve bastante bien arreglada, alguien no lo notaria, pero bueno...solo dígame donde ir, y recuerde depositar a mi cuenta, no le cobrare por adelantado, me sentiría mas desvergonzado de lo que ya me siento por aceptar este trabajo, usted duerma en mi despacho si gusta, no creo que demore mucho en este trabajo-
Y al terminar de decir esto, termino su cigarrillo en el cenicero.
Ya era de noche cuando llego a donde vivía la señorita Eufemia, era mas lejos de lo que pensaba, totalmente alejada de la urbe, la lluvia y la tormenta se dejaban caer como un azote divino, y al ir acercadose a la residencia que no era pequeña, algo logro hacer que no se sintiera incomodo, se sentía observado, como si algo horrible o totalmente extraño fuera a suceder, pero el no era un hombre que se dejara llevar por el miedo y se dijo en tono burlo:
-Al parecer, haber escuchando tantas historias sobre monstruos y cosas del mas allá me la han jugado un poco, mas nada de eso existe-.
Y con un renovado animo, dejo su auto fuera de la residencia y se dispuso a entrar, después de todo, solo era coger un libro, quemarlo en cualquier lugar y comunicarle la noticia a Eufemia.
Una vez dentro de la residencia de Eufemia, el detective Howard pudo notar algo extraño, las luces respondieron bien y pudo sentirse feliz de escapar de aquella tormenta, al menos mientras buscaba el famoso libro, en general su instinto de detective le decía que algo andaba mal con ese hogar, pero no había ninguna razón para creer la historia que le contó la señorita Eufemia, solo era una de tantas personas que por el estress del día a día, habían sucumbido a sus propios miedos y fantasías. Mientras Revolvía los papeles en la sala de estar, sintió un ruido que venia desde la cocina, como si algo intentara rasgar una bolsa, el detective Howard sacando su pistola, fue a ver quien o que producía ese sonido, después de todo, la única forma de saber la verdad es con tus propios ojos, al ir entrando a la cocina, parecía ser que la bolsa era rasgada mas y mas, al entrar y prender la luz, el detective se llevo una gran sorpresa, aquello que efectuaba el ruido no eran mas que gatos, rompiendo una bolsa con comida que seguramente quedo afuera de la alacena, a lo que el detective riendo se dijo:
-Creo que estoy dejando que el ambiente me sugestione, sacar mi pistola por unos simples gatos-.
El detective siguió buscando el libro por la casa, mientras cada vez la tormenta se hacia mas y mas fuerte, parecía como si fuera echar abajo la casa.Cuando el detective Howard pudo dar con el libro, la tormenta ya se hacia imparable, por lo que decidió pasar la noche allí, antes que arriesgarse a manejar con semejante clima, después de todo, no le temía a ningún fantasma ni demonio, o al menos eso creía el.
Siendo un poco mas de la media noche, el detective busco el cuarto de la señorita Eufemia, un cuarto para su gusto muy desordenado, lleno de libros por todos lados, pero en algo ella tenia razón, el libro que ella había encontrado, no se parecía a ninguno de los que ella tuviera regados por su habitación, era un tipo de escritura muy extraño, y tenia unas ilustraciones que no dejaban mucho a ninguna imaginación, con lo que el se hizo una idea de lo que podría haberle dado tanto miedo a la señorita Eufemia, mas el estaba agotado, no había sido un trabajo difícil, pero se sentía muy agotado y solo quería descansar...se recostó en la cama con el libro en un bolsillo de su abrigo, y se dispuso a dormir, al menos hasta que la lluvia y los truenos cesaran un poco...
Mientras dormía el detective tuvo horribles pesadillas, con demonios alados, horribles seres que no podrían ser descritos por ningún ser humano, le perseguían, le daban caza, como si fuera una diversion, hacerle sufrir, el sueño no se extendió mucho mas y el detective Howard despertó bañado en sudor. La tormenta ya había cesado, de hecho, ya no quedaba ninguna huella de ella, aun estaba oscuro, el detective miro la hora y vio que eran las 10 de la mañana, se extraño, a esa hora ya debería haber salido el sol, se dispuso a recorrer la casa y todo parecía tal cual, miro por la ventana, y solo vio oscuridad, al parecer, algo no andaba para nada bien,se precipito a la puerta principal por donde había entrado, pero al abrirla solo se encontró con un enorme páramo, que se extendía a lo lejos, todo bañado en oscuridad, al ver esto el detective Howard solo se dijo:
-Debo estar soñando...que diablos sucede aquí...-
Y mientras observaba atónito la gran "nada" que lo rodeaba, pudo ver como poco a poco miles de sombras se iban congregando alrededor de la casa, eran como neblina, de color negro, igual de densas, toda producían un sonido, como de susurro, el detective al notar esto, instintivamente cerro la puerta y fue a la sala de estar, esto no podía estar pasando, no tenia ningún sentido,que demonios eran esas sombras, que ocurría, que tipo de pesadilla era esta, no lo podía comprender. Mientras el detective Howard intentaba darse una idea lógica de todo lo que allí ocurría, unos gritos desgarradores vinieron desde fuera del hogar, era como si algo estuviera torturando a una bestia, eran gritos de dolor y desesperación ,pero no provenían de un humano, era algo totalmente distinto, el detective Howard solo tenia una forma de ver que ocurría, así que se acerco a la ventana, y por medio de las cortinas, vio que sucedía allí afuera. Lo que vio lo dejo con la boca abierta y temblado de terror, un tipo de bestia alada, de al menos unos 3 metros devoraba a otra un poco mas pequeña, en un espectáculo a la que las sombras se aderian y formaban un circulo a su alrededor, una vez terminando el espectáculo la bestia se dirigía a la casa, y al parecer, ya había notado la existencia de el detective Howard. Este mismo al darse cuenta de la situación en la que estaba, solo pudo esconderse, tomar su pistola y esperar a que la bestia arrancara la puerta, ese seria su momento para disparare, después de todo el pensó:
-Nada de esto tiene sentido, debo estar volviéndome loco también, pero sea lo que sea eso, no debería sobrevivir si le vuelo los sesos...-.
termino diciendo para intentar calmarse.
El momento llego, y en el mismo instante en que la bestia arranco la puerta del hogar y quedo expuesta, el detective Howard se lleno de valor y salto disparandole todo el cargador a la bestia, para su sorpresa parecía tener efecto, y la bestia daba grandes chillidos de dolor, hasta que una bala logro hacer que se desplomara a sus pies. El detective había perdido la cordura, no entendía que demonios pasaba, ahora la casa poco a poco se iba llenando de las sombras, cada vez parecían mas cerca, luego sintió un nuevo rugido mucho mas estrepitoso a lo que había escuchado antes, y vio como unos seres enormes se iban aproximando a donde el estaba, ya no quedaba esperanza, había gastado casi todas sus balas solo para poder asesinar a esa bestia, como lo haría con ellos, al parecer no había esperanza para escapar de esa pesadilla, en su resignación mientras sentía como cada vez venían mas cerca estas bestias, como las sombras y la oscuridad lo engullían todo, busco en su abrigo un ultimo cigarrillo, en ese momento se dio cuenta que el libro lo llevaba con el, según Eufemia ese libro era el causante de todo lo que a ella le había ocurrido y ahora lo que estaba a punto de costarle la vida a el. En un acto desesperado busco un fósforo y prendió fuego al libro, esperando que todo así acabara de una maldita vez, mientras el libro comenzaba a arder, una bestia comenzó a retorcerse, y otra con una expresión de dolor y furia intento ir contra el, un golpe seco impacto en el detective Howard, y así lentamente, mientras veía una bestia sobre el, rodeado de sombras y el libro ardiendo, perdió el conocimiento.
El suelo mojado por la lluvia hizo despertar al Detective Howard, mientras volvía en si, se sentía muy mareado, no comprendía donde estaba, solo tenia el recuerdo de esa horrible pesadilla, al buscar entre sus ropas noto que no llevaba su pistola, ni el libro, al mirar a su alrededor, se dio cuenta que estaba fuera de la casa de la señorita Eufemia, la casa estaba completamente quemada, el solo brillaba en lo alto, eran las 1 de la tarde, la tormenta había despejado el cielo y ahora se veía de un azul increíble, el detective no sabia si creer lo que había sucedido o que, pero termino por decirse:
-Hay cosas que es mejor no saber, mi único problema ahora es como le digo a mi clienta que su hogar se quemo...bueno, al menos estará contenta de que el libro ya no exista mas, para ser sincero, yo me alegro demasiado que ese libro ya no exista mas...-
Mientras iba camino a su auto saco un cigarrillo, miro al cielo y pensó:
-Quizás le diga a esa señorita Eufemia que se quede a vivir conmigo una temporada, después de todo, tendremos mucho de que hablar...-
Después de todo, no todos los días 2 personas conocen el infierno y viven para contarlo.
Fin
(creo que debo dejar de leer esas novelas de terror de bolsillo...y espero no haya quedado tan mal esta historia)
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