Disculpando mi rudeza en mi introducción me presento, soy Sir Arthur Bloodprice, un orgulloso miembro de la noble casta de los Bloodprice, considerado el mejor caballero de toda la Europa, la destreza con la espada es algo que viene en la sangre y para nosotros los Bloodprice el ser caballero venia impreso en nuestros genes, mi familia siempre se considero la mas noble entre muchas castas y cuando se me dio a luz en este mundo se me crio y enseño como se había hecho en nuestra familia y eso claro esta era siendo un caballero de honor y gran valor. No entrare en detalles sobre mi niñez y la dureza de mi padre y abuelo, tampoco tomare cuenta de mi hermosa madre, una doncella excelsa como pocas, después de todo se me acuso de "loco" y lo que menos deseo es ensuciar el nombre de mi preciada familia.
Retomando mis memorias yo estaba cumpliendo mi labor de caballero y por lo tanto luchaba por el ejercito del reino para mantener la patria y el honor de mi familia, un reino vecino estaba intentando tomar terreno y nuestra patria tomando cartas en el asunto dio la orden de guerra. En el campo de batalla no hubiera quien pudiera hacerme frente, era conocido con diversos apodos, todos referidos a mi destreza en el campo de batalla, algunos me llamaban "Arthur el sangriento", otros "Bloodprice el descuartizador", pero el que mas me gustaba porque era mas refinado y no solo hacia referencia a la futilidad de la sangre y el cuerpo era "Bloodprice el sin rostro", ya que todo aquel que viera mi rostro en batalla sabia que jamas volvería a poder hablar de mi en algún lugar. Ahora bien, nunca ningún hombre pudo hacerme sentir la emoción de la lucha y no es que desprecie a mis rivales ya que un caballero siempre guarda honor de todo hombre con el cual lucho y aunque yo fuera conocido por derrotar a cientos de hombres, siempre intentare recordar a cada uno de ellos con su honor intacto pero si hubo un encuentro que me dejo en mi condición actual, manco y tuerto y debo confesar que jamas temí tanto morir en toda mi vida, un ser que no era de este mundo y que posiblemente ningún ser humano seria capaz de hacerle frente, pero iré por partes para que no se me diga que solo desvarió.
En una de las ultimas batallas para tomar un puesto de avanzada para nuestro reino, mientras iba con mi noble corsel devuelta por los hermosos prados verdes e infinitos de nuestra tierra, donde el cielo es tan celeste y claro que pareciera no tener fin y el sol se posa como si fuera el rey del cielo, mientras el viento sopla suavemente y logra mover todos los prados con suavidad, por allí es donde deambulaba yo hasta que al caer el atardecer decidí acampar cerca de un bosque colindante a estos prados, al lado de un riachuelo para poder tener agua fresca. Al caer la noche el cielo con su infinidad de estrellas me asombraba cuando cerca de mi fogata se acerco un hombre con gran armadura, mal herido, parecía atormentado de una manera horrible por algo y no dejaba de ver así atrás, como si algo le persiguiera, yo intente razonar algunas palabras con el, pero solo decía frases sin sentido y de lo poco que se desprendía de su discurso eran las palabras "oscuridad, cueva, la maldad, miedo, muerte, destrucción" y no dejaba de repetir las mismas frases, cuando le di un poco de agua para que se tranquilizara el hombre me quedo mirando fijamente y al darse cuenta de mi armadura comenzó a gritar "Eres Arthur Bloddprice, eres Arthur Bloodprice" y no dejaba de pronunciar mi nombre, como si el saber que era yo le diera un susto, pero luego empezó a toser sangre y a decir "Tu...tu eres el único que podría...muchos de mis hombre murieron...muchos...yo escape con vida por ser un cobarde...pero tu...tu eres conocido en todas estas tierras...en norte dentro del bosque...cof! cof!...veras una cueva que pareciera un abismo la oscuridad...allí...allí se encuentra...por favor...por favor venga a mis hombres y a mi...por nuestro honor de caballeros" y casi llorando al decirme estas palabras el brillo en sus ojos se esfumo y murió, yo ya había visto muchas muertes en mi vida y esta no tenia nada de especial con excepción de sus palabras y ese miedo demencial que jamas había visto, es cierto que había visto hombres que se aferraran a la vida con uñas y dientes y yo simplemente les despoje de todo, también había visto el miedo en los ojos de muchos hombres, pero este miedo era distinto, quizás solo alguien que sepa lo que es ver la muerte a la cara tantas veces podría diferenciarlo, este miedo no provenía de este mundo, en ultimo termino el me había pedido por su honor y el de sus hombres que les vengara y yo como un noble caballero, como un Bloodprice no podría simplemente hacer la vista gorda y seguir mi camino, no alcance a prometer que los vengaría, pero como caballero eso estaba claro para mi.
Sin ánimos de esperar mas por esta aventura que hacia que mi corazón se acelerara como no sucedía en mucho tiempo, deje mi potro con mis pertenencias en la fogata que había hecho y me dirigí como el hombre me había indicado al norte internándome en el bosque y grande fue mi sorpresa cuando pude ver aquella cueva que parecía escondida a primera vista, comprobé que mi espada estuviera en su lugar, mire una vez mas al cielo estrellado y luego me dispuse a entrar a aquella oscura cueva.
Lo primero que me pareció extraño allí fue el olor a azufre y metal que parecía emanar de algún lugar, sin mencionar que habían antorchas para poder encender fuego y para mi suerte habían dejado una encendida, quizás del grupo de hombres del cual me hablo ese caballero antes de morir, al seguir avanzando note como iba descendiendo mas y mas a las profundidades de un abismo que parecía no tener fin, mientras descendía por una especie de escalera de roca se podía ver unos extraños grabados en la muralla de piedra, como si todo esto fuera una construcción de un tiempo anterior, un tiempo olvidado por la humanidad, en ellos aparecían un boceto de figura humana, parecía como si fueran muchos de ellos y todos apuntaban a lo mismo pero a lo que apuntaban estaba ya demasiado desgastado y no se entendía, una figura enorme con alas, no podría haberlo dicho con mayor certeza. Ya la escalera de piedra se iba terminando y parecía entrar a otra estancia donde nuevamente parecía haber tallado de piedra, pero era demasiado desgastado, el hedor era cada vez peor y al darme cuenta con mi antorcha pude ver los cuerpos desmembrados de al menos unos 15 hombres, todos con sus armaduras puestas, pero parecían haber sido desgarrados con una fuerza tal que el metal simplemente fue triturado, su sangre estaba regada por todo el lugar y la expresión de terror en sus rostros era la misma que la de aquel caballero, mi corazón se agitaba con cada imagen, podía sentir el miedo en lugar, como una fuerza imparable, algo mas allá de cualquier compresión, algo que desafía toda lógica,y es en este momento del relato en donde dejo que ustedes mismos juzguen lo que es verdad y lo que no, yo se que no perdí mi mano y mi ojo por una ilusión, yo se que lo que vi era verdad. Al levantar la vista con el fuego de mi antorcha pude ver como un gran ojo rojo se encontraba mas allá en la oscuridad, de un momento a otro se abrió otro ojo rojo y desde la oscuridad era presenciado por dos grandes ojos, solo podía ver su gran colo carmesí y por primera vez sentí miedo, un miedo de saber que podía morir, suprimiendo mi propio miedo me precipite con mi espada hacia la oscuridad para cegar a aquel ser, pero este ser se levanto de la oscuridad y con un gran rugido que hizo temblar todo el lugar logro hacerme dudar, luego se acerco a mi arrogantemente como si no fuera ninguna amenaza y pude notar que era, un dragón enorme y rojo como el fuego, con garras capaces de romper cualquier material y unos dientes capaces de destrozar cualquier carne y hueso, era un animal de la peor pesadilla jamas hablada, su cuerpo no perfecto y alado no guardaba ninguna herida, era como un lagarto pero mas alto, mas imponente, en su cabeza habían dos grandes cuernos y en su cuerpo alargado y llameante parecían haber llamas, tenia una gran cola que manejaba con habilidad, yo estaba petrificado, jamas creí que ese tipo de criaturas existiera y ahora estaba en frente de una, con mas miedo que valor sujete con fuerza mi espada y intente tomar una de sus patas, pero con desinterés el dragón se abalanzo sobre mi y solo con un movimiento de su pata derecha destruyo mi espada en donde una esquirla de metal salto a mi ojo dejándolo como permanece hasta el día de hoy, el dragón luego escupió fuego por todo el lugar y me miro mostrando sus filosos dientes, como si intuyera que ante su poderío no era mas que un insecto, pero lo que ocurrió no se si fue un milagro o mas bien solo obra del destino, ya que cuando este ser me iba a dar el golpe de gracia yo pude moverme un poco y tomar la espada de uno de los guerreros que ya hacia muerto y desmembrado por el lugar, solo recuerdo que con toda mi fuerza ataque a la boca del dragón en donde creo pude cortar su lengua no sin que uno de sus colmillos pudiera tocar mi muñeca y con una facilidad increíble destrozarla, el dragón se estremeció de dolor y al hacer esto comenzó a derrumbar el lugar, luego con gran ira comenzó a escupir fuego por todo el lugar, yo solo me podía esconder detrás de unas cuantas piedras que habían caído cuando el dragón se estremeció, pude sentir como el dragón rugía y se estremecía destruyendo el lugar, pero yo decidí firmemente no moverme de aquel lugar en donde parecía que el dragón no se percataba que yo estaba, al paso de unos minutos sentí un gran derrumbe y al ver que ocurría solo pude ver dos alas gigantescas y rojas elevándose, la bestia infernal se estaba marchando y yo había sobrevivido, luego de eso me desmaye. Desperté cansado y agotado, sin mi ojo y con una muñeca sin mano ya, con mis mayores esfuerzos logre salir de aquel lugar, grande fue mi sorpresa al ver que la entrada a la cueva estaba totalmente ampliada como si algo enorme hubiera salido por allí, simplemente preferí no buscar ninguna explicación ni quedarme mas tiempo allí, era de día y el cielo estaba tan celeste y puro como siempre, pero en mi mente el terror que había contemplado no se había marchado y me ha perseguido hasta el día de hoy. En las noches estrelladas, cuando todo parece demasiado tranquilo aun puedo escuchar el sonido de aquel aleteo, de una criatura gigantesca, el sabe que sigo vivo y estoy seguro que no descansara hasta el día en que me vea muerto, esos ojos rojos siempre alumbran la oscuridad, pareciera que el único regalo que pudo darme esa bestia fue el conocimiento del miedo, en donde en la oscuridad no puedo evitar escapar a su mirada y al temor de saber que ni siendo el mas fuerte de los seres humanos, jamas podre siquiera tocarle una escama a aquella criatura.
No espero que nadie crea mi relato, solo yo se que fue verdad, y si alguien se encuentra en una oscuridad completa y logra sentir un olor azufre muy fuerte, debe escapar inmediatamente de allí, antes que esos ojos rojos le vean, esos ojos rojos que no estarán contentos hasta verle muerto.
¡Por el honor de Arthur Bloodprice que mi relato es verdad!.
(Espero sea entretenida al menos para alguien...)
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