En ese entonces el chiquillo forjo sus sueños como si fueran castillos de papel, adorno las nubes con burbujas de ideales y planto muchos arboles de valor, con el tiempo cada parte de su mundo comenzó a dar frutos, el castillo poco a poco se iba haciendo fuerte, las nubes siempre adornaban el hermoso cielo y todos los arboles iban creciendo.
Llego el momento en que el dejo de ser un niño y paso a ser un hombre, poco a poco olvido todo por lo que había luchado, pero aun así conservaba su animo y su forma de ser, solo no se dio cuenta que poco a poco perdía también cosas que pertenecían a su esencia, detalles que posiblemente debería siempre tener en cuenta.
Un día un fuerte fuego quemo todo, el castillo de papel ardió junto con sus sueños, el cielo adornado de nubes y burbujas simplemente se torno gris y sin color como sus ideales gastados, todos los arboles arboles se marchitaron como su valor frente a la vida.
Un hombre que ya no puede ser un niño, que debe asumir la vida como se le presenta, eso es lo que el mundo esperaba de el y solo cumplió, quedándose en aquel desolado páramo, ya no tenia fuerzas para plantar alguna semilla de valor, de construir algún castillo de sueños o de adornar el cielo con ideales, para este hombre solo quedo asumir una existencia vacía y sin grandes sorpresas.
Aun así este hombre decidió quedarse allí, con la única misión de matar el tiempo de la forma mas eficiente, después de todo ya no espera nada pero siente el extraño deseo de no moverse de allí, sabe que el incendio se llevo todo y que no queda nada, pero a pesar de eso, solo quiere quedarse allí mientras mata el tiempo como si nada importara.
(No se que espero ni que busco, solo se que quiero matar el tiempo)
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