miércoles, 17 de octubre de 2012

OverLimit

Cuando el hombre levanto su mirada a su oponente pudo sentir que algo andaba mal, intento lanzar un golpe pero sus brazos ya no tenían la misma fuerza, volvió a levantar la mirada y pudo ver en los ojos de su oponente la furia de una bestia, la ira incontrolable, su cuerpo se paralizo y entonces sintió como un dolor desgarrador punzaba con un fiero golpe su estomago, no quería ver la cara de quien lo acometía porque sabia que en ese momento todo intento de permanecer digno se perdería, solo se concentro en endurecer lo mas que pudo su cuerpo, mantener su postura y conservar lo poco y nada de espíritu de lucha que le quedaba, otro golpe no demoro en llegar y estaba vez lo mando directo al suelo. Desde el suelo el hombre pudo saborear la sangre con tierra que sentía en su boca, cada rincón de su cuerpo dolía y como cada herida que había recibido quemaba como el infierno, solo no perdía la conciencia debido a que sentía como un aura asesina se aproximaba a el, sin escrúpulos, sin misericordia, una conciencia asesina perfecta dispuesta infligirle mucho mas dolor del que ya el creía era capaz de resistir.
El hombre que estaba tirado en el suelo alguna vez fue su aprendiz, el maestro le daba la ultima lección a su querido niño, mostrando el verdadero poder, no se contendría en estaba batalla, si era necesario asesinarle estaba dispuesto, ya que de otra manera solo le humillaría y el no quería eso para su pupilo, en el fondo de su corazón el peleaba con toda su fuerza esperando ser derrotado, pero eso jamas había ocurrido en toda su vida.
El hombre con todas sus fuerzas se levanto del suelo, estaba casi inconsciente y no podía con el peso de su cuerpo, pero debía luchar, tenia que demostrar que era tan fuerte como le habían entrenado, el sabia que su maestro era la persona mas gentil y amable del mundo, pero en este momento el seria como un demonio, un demonio que tenia que enfrentar, sentía miedo y ansiedad, notaba la muerte cernirse sobre el y antes de que pudiera levantar su guardia, vio nuevamente al demonio a la cara, poco quedaba de su maestro, solo pudo ver una bestia asesina con una enorme sed de sangre, flectando todo su cuerpo, apoyando en una pierna su peso, dejo caer sobre el moribundo aprendiz un derechazo que desgarro el aire he impacto con fuerza en el pecho del aprendiz, entonces sucedió.
(me aburrí de reflexiones mamonas que no llevan a nada, esto sera de hombres!)

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