martes, 24 de julio de 2012

Mas alla de los sueños

El joven hombre aun no sabia como poder conciliar el sueño en aquella fría y húmeda habitación, una habitación de alquiler, pero a el no le importaba las condiciones en las que se hospedara, si el podía cumplir sus sueños.
Ya entrada la noche, la habitación solo se tornaba mas y mas fría con una desagradable sensación de humedad que lo rodeaba todo, y el ordenaba sus papeles, sus "queridos papeles", para intentar dormir en una destartalada cama, con marcos de fierro, solo al sentarse en ella, el metal chirriaba como si quisiera llorar.
Eran las dos de la madrugada y el joven al fin pudo encontrar el cansancio suficiente para descansar en tan desagradables condiciones, mas el frio no le era molestia  pero si la humedad no le agradaba para nada, sobre todo porque podía humedecer sus "queridos papeles" y eso no seria para nada algo bueno.
Mientras la noche pasaba lentamente, nuestro querido joven se arropaba lo mejor que podía y con cierta frecuencia se filtraba uno que otro haz de luz de luna en la oscura habitación, esto le hacia recordar una que otra vivencia que hacia latir su corazón con fuerza y agitar su ya loca cabeza, llevándole de un sueño a otro, como si tuviera un gran bufete por delante y tomara de todo un poco.
Así la noche sin pasar en vano trajo consigo un nuevo día y este mismo unos débiles rayos de sol que despertaron sutilmente a el joven.
Ya de día, el joven tomo sus "queridos papeles" y salio a pasear por el pueblo, aquel pueblo por el que dejo la ciudad a la que pertenecía y por el mismo pueblo por el que dejo todo lo que tenia, todo por poder ver nuevamente el objeto de sus sueños, de sus delirios y su arte.
Sentado en la plaza publica bosquejaba la antigua catedral, el pequeño mercado que allí se formaba y uno que otro transeúnte desprevenido, sus dibujos en carbón eran impecables.
Al pasar el día seguía con otro cuadernillo pero ya su carboncillo no retrataba hermosas imágenes, sino mas bien se dedicaba a la poesía, y con cautas y hermosas palabras, dedicaba sus versos a todo aquello que captara su atencion, como un niño que se deja sorprender por el mundo que le rodea.
Ya va atardeciendo, el sol con su hermoso matiz anaranjado deja ver en la plaza su tinte, y el joven hombre un poco decaído por no encontrar lo que buscaba.
Ya es de noche y nuevamente vuelve a su habitación, húmeda y fría, nuevamente se recuesta en la oxidada cama y se pone a fantasear con aquella hermosa dama que vio aquel día, aquella que solo esta retratada en unas pocas hojas, ella a quien a dedicado sus mejores poemas, sus "queridos papales" la encierran, como si fuera un sueño, Pero ya es tarde nuevamente, se quedara unos días mas en este pueblo esperando a ver si aparece aquella dama, o se marchara a otro pueblo en busca de ella, a esa dama que vio en sus sueños, o que existe mas allá de estos mismos.
(y otra noche mas, para dormir sin molestar a nadie...quizás es para mejor...ja)

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